domingo, 9 de noviembre de 2008

Texto narrativo a partir de consigna de imagen onírica: ¨ Los mejores momentos ¨

Sentado sobre una cama repleta de fotos, Carlos Coronel bebe un sorbo de whisky mientras mira algunas fotografías. Se revisa la nariz mirándose al espejo que está a dos metros sobre el modular. Tiene la vista nublada y no detecta si su nariz está totalmente limpia. Se levanta de la cama y camina hacia el espejo. Su rostro parece desfigurado, no se reconoce a sí mismo. Tiene los ojos hinchados, con ojeras de tres días de insomnio. Lleva su mano derecha al orificio izquierdo de su nariz y limpia un polvillo blanco que quedó entre los pelos de su fosa nasal. Regresa a la cama y se sienta en ella. Con su mano izquierda sostiene su vaso de whisky, mientras que con la derecha recoge una foto.
La fotografía tiene la imagen de una mujer de rostro alegre con un niño entre sus brazos. A la derecha de la imagen aparece Carlos abrazando a esta mujer y al niño. De fondo aparecen las Cataratas del Iguazú.
Esta foto fue sacada hace unos años cuando Carlos y su familia disfrutaban de unas vacaciones en Misiones; fueron las mejores vacaciones de sus vidas.
Sobre la almohada Carlos observa la foto de su matrimonio. La agarra y la mira como si nunca la hubiese vista antes, como si no reconociera a los que aparecen en ella. Carlos viste un esmoquin negro y su mujer un vestido blanco de cola larga, el vestido que soñó toda su vida.
Esta foto le genera una gran angustia, por lo que decide romperla, y la tira en una caja de zapatillas que está sobre la mesita de luz, al lado de un plato con una gran cantidad polvo blanco y un sorbete pequeño.
Se levanta de la cama y camina unos metros hacia el cuarto de baño. Se moja la cabeza y se seca con una toalla. Cuando está por regresar al dormitorio un fuego le recorre el estomago quemándole la garganta. Se apoya sobre la pared y, antes de llegar al inodoro, vomita sobre el piso de cerámicas blancas. Intenta limpiarlo pero no encuentra ningún trapo. Deja el piso vomitado y regresa al dormitorio.
Se sienta nuevamente en la cama y recoge dos fotos: en la primera aparece Carlos abrazado a Ramón y José, sus ex compañeros de trabajo y amigos. Esta foto es de hace 6 meses; en la segunda fotografía aparece su mujer y su hijo en un hogar precario, su antiguo hogar. La mujer viste una pollera larga de color blanco y negro, mientras que su hijo viste un pantalón gris y remera roja. La casa aparece de fondo con la fachada a media terminar. Esta es la casa donde Carlos vivió sus momentos más felices y donde decidió no vivir más.
Deja de lado las fotos y se arrima a la mesita de luz. Recoge con su mano derecha el pequeño sorbete y mientras que con un dedo de su mano izquierda se tapa el orificio izquierdo de su nariz, aspira un poco del polvo blanco por el orificio derecho. Termina su vaso de whisky y se sirve otro.
Se apoya sobre el respaldo de la cama y mira las fotos sin detenerse en ninguna, hasta que observa una en la que aparece su pequeño hijo, la agarra y al mirarla fijamente una lagrima se le escapa de sus ojos, mientras que una tristeza enorme se apodera de él.
Piensa en cuanto extraña a su pequeño y no recuerda la última vez que lo vio. Sabe que cometió muchos errores y que lo mejor para su hijo es que él desaparezca de su vida para siempre.Bebe otro sorbo de su whisky y vuelve a aspirar el polvo blanco, pero esta vez con mayor cantidad. Intenta levantarse de la cama pero no puede, por lo que decide acostarse sobre las fotos. Mira hacia el techo y todo le da vueltas. Gira su cabeza hacia su izquierda y agarra una foto que está sobre la almohada; la foto en la que aparece él mismo en sus mejores tiempos, con su familia y sus amigos. Esta es la última foto que vera en su vida.

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