martes, 2 de diciembre de 2008

Una mirada personal

“La verdad es un tema escabroso; la verosimilitud, en cambio, nos resulta mucho más tangible y, por supuesto, no está reñida con la manipulación. Porque, hay que insistir, no existe acto humano que no implique manipulación [...]. La manipulación por tanto está exenta perse de valor moral. Lo que si está sujeto al juicio moral son los criterios o las intenciones que se aplican a la manipulación. Y lo que está sujeto al juicio critico es su eficacia.”
Joan Fontcuberta
La primera y única vez que estuve en las zapatillas de un documentalista fue hace un año cuando realice el corto documental “El barrio que queremos”. El documental cuenta la historia de decenas de familias que durante 10 años lucharon y trabajaron por una vivienda propia.
El primer día que fui al barrio los vecinos estaban reunidos para discutir las fechas pautadas de la entrega de llaves. Las cosas estaban bastante caldeadas y a mí no se me ocurrió mejor idea que filmar la reunión. Uno de los hombres, morocho y de baja estatura que tenia la palabra, comenzó a mirarme de reojo cuando notó que lo estaba filmando. Cuando termino de hablar, se acerco a mi y alterado me pregunto de donde era, para que medio trabajaba y porque lo estaba filmando. Le explique que era de la Universidad de Quilmes y que estaba en el barrio para hacer un documental. No satisfecho con mi respuesta me preguntó si la comisión del barrio estaba enterada de esto, a lo que yo le respondí que sí.
Este hombre que el primer día me miró con desconfianza terminó siendo uno de los protagonistas claves de mi documental. Es entendible la postura que tomó ese primer día, había muchas cosas en juego y que alguien pueda sacar ventajas de esa reunión era preocupante para los vecinos. Yo era un desconocido que venia de afuera y generaba desconfianza. Ahí entendí que me tenía que hacer conocer, ganarme la confianza de la gente, que me sientan uno de ellos, pero siempre manteniendo los valores éticos: la honestidad, la sinceridad y la lealtad con el proyecto y los participantes.
James Longley, en su manifiesto de documentalistas, dice que para ser documentalista tienes que ser muy paciente y tener muchos amigos, y asegurarte de que a todo mundo le caes bien.
Esa es la clave, involucrarse con aquellos que van a ser los protagonistas de tu trabajo,
interiorizarse en el tema y tener como objetivo lograr una mirada activa donde prevalezcan la crítica y la reflexión.
El director Patricio Guzmán sostiene que “el documentalista no es un testigo desapasionado que permanece al margen, sino que es un testigo que se involucra, y mientras más lo haga mejor porque eso da fe de su apasionamiento por el tema. Cada cual tiene su punto de vista, imaginar que uno no lo tiene es un absurdo. Creo que la subjetividad, el hablar en primera persona, da una dimensión más atractiva y más justa con el tema y con el público, sin duda”.
El punto de vista del que habla Guzmán es la mirada con la que el documentalista describe la realidad que se le presenta.
Pero esta tarea de describir la realidad me genera algunas preguntas ¿Existe una realidad pura que se pueda representar sin modificarla? ¿Se puede mostrar la realidad en su totalidad? ¿Existe una realidad única y verdadera?
En el documental la cámara ha sido considerada durante mucho tiempo como el ojo capaz de trasmitir la realidad y certificar la verdad de la manera más objetiva posible, así pues se le ha atribuido, en ocasiones, la intención de registrar los hechos ocurridos sin apenas mediación.
Bordwell y Thompson en su libro “El arte cinematográfico” sostienen que el documental no implica apenas manipulación ni planeamientos previos para obtener lo que se quiere llegar a transmitir.
Desde mi punto de vista la objetividad en el documental es inexistente. Cuando se selecciona el tema a desarrollar, los protagonistas, los lugares, lo que se filma y lo que no, siempre conlleva la interpretación personal del documentalista. Llorenc Soler sostiene que “el compromiso del documentalista con la realidad pasa por un tamiz artístico, al querer simular la realidad de la manera más fiel... atendiendo que la objetividad es imposible... sin embargo, sí el acercamiento al afán de objetividad”.
El documental tiene implícito un punto de vista, el autor deja su sello en su trabajo y modifica la realidad con el documental.
El documentalista Miguel Mirra sostuvo durante una entrevista que le realice hace un tiempo que cuando uno hace un documental se involucra con esa realidad y en el momento en que se involucra ya la esta transformando. Por eso es revolucionario el documental, porque se involucra con la realidad y la transforma.
Esa transformación implica una actitud activa de quien realiza un documental, en esto el documentalista se parece mucho al etnógrafo. Ambos tienen al trabajo de campo como herramienta básica para lograr sus objetivos. Las entrevistas con los protagonistas sociales son esenciales en sus trabajos de investigación, pero sobre todo, la interpretación y la reflexión de la realidad que perciben con sus propios sentidos.
El etnógrafo y el documentalista participan activamente de esa realidad que intentan conocer y comunicar. A diferencia de las ciencias ¨ duras ¨, donde el científico mantiene distancia del objeto a estudiar; tanto en la etnografía como en el documental social, los profesionales sociales se involucran con los agentes estudiados y les otorgan una mirada subjetiva a sus trabajos.
Cuando hice mi documental sabia que no podía contar todo lo que se presentaba en el barrio, tenia que hacer una selección de las cosas a comunicar y de los personajes que iban a aparecer. Pero la cuestión era ser fiel, en el mayor grado posible, con la realidad que se me presentaba.
La selección de las imágenes y de los protagonistas implicó un punto de vista personal mío sobre la historia que quería contar. Quizás, muchos me puedan reprochar que todo lo que se representa en el documental no abarca todo la realidad y, eso seguro que es cierto. Lo que nadie me podrá reprochar es la verosimilitud de la historia y los protagonistas. Todo tiene su grado de realidad desde el punto de vista que se lo mire, resulta imposible abarcar una realidad en su totalidad porque considero que no existe una realidad de esas dimensiones. La real difiere según quien la interprete. Si bien hay convenciones de las cuales se establecen parámetros de realidad, siempre aparece la subjetividad de quien la quiera representar seleccionando y discriminando cosas.
Para lograr representar acertadamente una porción de la realidad, el autor no solo debe tener todos sus sentidos en alerta sino que también es necesario que tenga una mirada reflexiva y crítica sobre lo que sus sentidos alcanzan a captar. Esa mirada no puede estar despojada de los valores éticos necesarios para comunicar una realidad que represente a una mayoría.
El documentalista Marcos Leonardo Tabarrozzi, integrante del Movimiento de documentalistas Argentino, sostiene que la observación participante o la construcción del discurso en la interacción con los sujetos (con la cámara, la escritura o el visionado) así como el inmenso bagaje de técnicas y métodos usados por documentalistas y antropólogos no son más que la sistematización de un imperativo imprescindible para hablar del otro: poder estar en su lugar, entenderlo como uno y como otro, compartir y penetrar las bases de sus estrategias vivénciales como si fuesen nuestras.
El documental no solo es del autor sino que también le pertenece de sus protagonistas. La relación entre el documentalista y el sujeto de su película, es casi una co-producción basada en el respeto, la confianza, el afecto y la responsabilidad compartida.
Por eso, el documental es una representación compartida que lleva una huella de quienes la elaboran. Miguel Mirra sostiene que la representación comparte una parte de reconstrucción, una de interpretación de lo representado y finalmente, otra de expresión del autor de la misma.
Toda representación implica una toma de posición, hasta la misma objetividad esta sujeta a lo subjetivo del sujeto. Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es ser fieles con nosotros mismo y con los demás, para lograr representar una realidad más verosímil para todos

lunes, 24 de noviembre de 2008

Diario de escritor

Algo que siempre me llamo la atención con respecto al género documental es la idea que se tiene del mismo. Está en el sentido común de la gente la idea de que el documental muestra la realidad de las cosas, enajenada de quien la representa.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Existe una realidad pura que se pueda representar sin modificarla? ¿Se puede mostrar la realidad en su totalidad? ¿Existe una realidad única y verdadera?
Bueno, para responder, en parte, a mis preguntas elegí como respuesta una cita que quizás use como epígrafe para mi ensayo.
“La verdad es un tema escabroso; la verosimilitud, en cambio, nos resulta mucho más tangible y, por supuesto, no está reñida con la manipulación. Porque, hay que insistir, no existe acto humano que no implique manipulación [...]. La manipulación por tanto está exenta perse de valor moral. Lo que si está sujeto al juicio moral son los criterios o las intenciones que se aplican a la manipulación. Y lo que está sujeto al juicio critico es su eficacia.”, Joan Fontcuberta.
Lo mejor que puede hacer un documentalista para ser fiel, en el mayor grado posible, con la verdad es involucrarse con la realidad que se le presenta para mostrarla desde adentro y no desde una postura prejuiciosa y desinteresada.
Estuve leyendo bastante sobre le tema para poder elegir las citas que más concuerden con mi postura.
Patricio Guzman, director de documentales, dice: “La objetividad es un concepto periodístico, no artístico. Yo creo que el documentalista no es un testigo desapasionado que permanece al margen, sino que es un testigo que se involucra, y mientras más lo haga mejor porque eso da fe de su apasionamiento por el tema. Cada cual tiene su punto de vista, imaginar que uno no lo tiene es un absurdo. Creo que la subjetividad, el hablar en primera persona, da una dimensión más atractiva y más justa con el tema y con el público, sin duda”.
Mirra también me habló de la necesidad que tiene el documentalista de involucrarse con el tema a tratar: “… cuando hago un documental me involucro con esa realidad y en el momento en que me involucro ya la estoy transformando. Por eso es revolucionario el documental, porque se involucra con la realidad y la transforma”.
El documentalista tiene características similares a la del etnógrafo, es más los primeros documentales de la historia fueron categorizados como documentales etnográficos por su objetivo de realizar un registro de la realidad de las diferentes culturas y comportamientos humanos.
Una imagen concreta, a lo Berger, que puedo llegar a usar en mi ensayo seria la película Nanouk of the North, ya que es considerada la primera película documental, aunque hay varias discusiones sobre si se la puede considerar documental o no por no poseer un carácter neutral. Se trata de la vieja, y aun no resuelta, discusión sobre la objetividad/subjetividad del documental.
Un título posible es “Una mirada personal”.


domingo, 23 de noviembre de 2008

Citas para mi ensayo

“Para ser documentalista tienes que ser muy paciente y tener muchos amigos, y asegurarte de que a todo mundo le caes bien. Aunque estuve nominado al Oscar, sé quien soy, vivo en un cuarto de cuatro por cuatro metros y lo único que busco es hacer documentales humanistas”, manifestó el documentalista James Longley.


La objetividad es un concepto periodístico, no artístico. Yo creo que el documentalista no es un testigo desapasionado que permanece al margen, sino que es un testigo que se involucra, y mientras más lo haga mejor porque eso da fe de su apasionamiento por el tema. Cada cual tiene su punto de vista, imaginar que uno no lo tiene es un absurdo. Creo que la subjetividad, el hablar en primera persona, da una dimensión más atractiva y más justa con el tema y con el público, sin duda. (Patricio Guzman, director de documentales)


Bill Nichols señala que el documentalista realiza consideraciones éticas en su trabajo de observación: la honestidad, sinceridad y lealtad hacia el proyecto y los participantes. Es decir, que la representación que hacemos a partir de la observación de otros debe realizarse sin engaños para con nosotros mismos y con los demás

Reflexión sobre el género cuento

Cada vez que me propongo escribir un cuento lo primero que aparece en mi cabeza es el personaje de la historia. Solo el personaje, con algunas características que luego se van amoldando con los sucesos de la historia. Por lo general, se me ocurre la primera oración o el primer párrafo, pero luego no se como va a continuar la historia.
En ocasiones aparecen personajes o situaciones que me obligan a cambiar el curso del relato. Siento que cuando escribo un cuento no es porque yo lo haya inventado sino que el mismo cuento quiso aparecer por su propia voluntad.
Raymond Carver dice que una vez se sentó a escribir lo que resultó ser un cuento bastante bueno, aunque sólo se le había ocurrido la primera frase cuando empezó: ¨ Estaba pasando la aspiradora cuando sonó el teléfono ¨.
Eso es lo que me gusta de los cuentos, que de cosas que parecen triviales se puede contar una historia; con poquito se puede hacer mucho.
Como todos los géneros literarios, el cuento también tiene su historia que se fue modificando con el tiempo. Jaime Rest cuenta que hasta el renacimiento la originalidad narrativa del cuentista radicaba exclusivamente en la novedosa reelaboración de anécdotas tradicionales, en tanto que lo que caracteriza al cuentista moderna es el hecho de presentar sus historia como el producto de su propia imaginación. El cuento moderno es de arte personal. Es como cualquier género literario. Cada cuento pertenece exclusivamente a su autor. Estas producciones reniegan del pasado, no quieren tener más antecedente que su único inventor, quieren que comience y termine su historia en él.
Rest sostiene que el cuento moderno, mediante enunciados fragmentados e indirectos, ha tratado de penetrar en algunas partes de la experiencia, las que por general fueron omitidas en la novela clásica.
Con respecto a las extensiones de los cuentos tradicionales y modernos s puede decir que la brevedad del cuento tradicional solía originarse en el hecho de que todas las acciones se agotaban en esa extensión; en cambio, los limites del cuento moderno, por lo general, están fijados por el poder de concentración que t8ene el narrador para elaborar en forma alusiva situaciones que de otro modo no se podrían contar literariamente.
La extensión, por lo general, breve de los cuentos es lo que facilita su lectura, más allá de la complejidad que se pueda presentar por l uso de determinadas palabras del escritor.
Si bien el escritor es quien inventa el cuento, no es él quien lo cuenta.
El escritor crea la figura de un narrador. Como señalan Alvarado y Yeannoteguy la presencia de un narrador es lo que caracteriza al cuento
¨ El narrador no es el autor. El autor es la persona de carne y hueso que escribe; pero cuando ese cuento es leído, el autor se borra, y el lector se encuentra frente a una voz enunciadora que el mismo cuento construye: la voz del narrador ¨.
La elección de la voz que narra, es fundamental cuando se escribe un cuento, ya que será el hilo conductor de la historia; será quien le mostrara con sus ojos lo que ve al lector.
Bruner sostiene que cuando hablamos de los cuentos se precisa un narrador, un sujeto que cuente y un objeto que sea contado. Un cuento refleja de algún modo el punto de vista o el conocimiento de mundo del narrador.

El género cuento es, a mi forma de ver, el preferido por la juventud, sobre todo por los niños. Hay cuentos que cuentan historias increíbles que solo pueden ser entendidas por la imaginación, y existen otros que atrapan por contar historias tan cercanas que las sentimos propias.
Entre los personajes de los cuentos de ficción aparecen los héroes salvando al mundo de los villanos, y eso hace feliz al lector.
Benjamín considera que desde el principio de los tiempos, el cuento ha enseñado al hombre lo aconsejable y todavía enseñar a los chicos a afrontar, con audacia y valor, a los poderes del mundo místico.
Para benjamín, el cuento fue una de las formas de sacar de la humanidad la pesadilla que los mitos habían provocado en las personas.
El cuento es liberador y aconseja para bien a los hombres.
El cuento se ha encargado de guardar en sí todas las fantasías que la mente proporciona al ser humano.
En todo cuento se cuenta dos historias según Piglia. Una historia encierra a la otra dejando ver algunos indicios. La historia 1, como la llama Piglia, es esa que esta en la superficie del cuento, y la historia dos es esa que esta oculta.
A mi forma de ver la historia secreta muchas veces esta oculta hasta para el mismo escritor, porque muchas veces refleja lo que inconcientemente quiere contar. Tiene que ver con aquello que está implícito en la historia central.
Para terminar con esta reflexión sobre el género cuento quiero tomar la cita que hace Gloria Pompillo de Eudora Welty, en su libro ¨ Permítame contarle una historia ¨, que dice así: ¨ El cuento, el modo en que ha llegado a ser en la página, es algo que va conociéndose a fuerza de enfrentar el desafió implícito en la historia, y de sobrellevar el trabajo, esa lucha –un proceso tan imprevisible para el escritor como si nunca hubiera intentado encararlo antes ¨.



domingo, 9 de noviembre de 2008

Texto narrativo a partir de consigna de imagen onírica: ¨ Los mejores momentos ¨

Sentado sobre una cama repleta de fotos, Carlos Coronel bebe un sorbo de whisky mientras mira algunas fotografías. Se revisa la nariz mirándose al espejo que está a dos metros sobre el modular. Tiene la vista nublada y no detecta si su nariz está totalmente limpia. Se levanta de la cama y camina hacia el espejo. Su rostro parece desfigurado, no se reconoce a sí mismo. Tiene los ojos hinchados, con ojeras de tres días de insomnio. Lleva su mano derecha al orificio izquierdo de su nariz y limpia un polvillo blanco que quedó entre los pelos de su fosa nasal. Regresa a la cama y se sienta en ella. Con su mano izquierda sostiene su vaso de whisky, mientras que con la derecha recoge una foto.
La fotografía tiene la imagen de una mujer de rostro alegre con un niño entre sus brazos. A la derecha de la imagen aparece Carlos abrazando a esta mujer y al niño. De fondo aparecen las Cataratas del Iguazú.
Esta foto fue sacada hace unos años cuando Carlos y su familia disfrutaban de unas vacaciones en Misiones; fueron las mejores vacaciones de sus vidas.
Sobre la almohada Carlos observa la foto de su matrimonio. La agarra y la mira como si nunca la hubiese vista antes, como si no reconociera a los que aparecen en ella. Carlos viste un esmoquin negro y su mujer un vestido blanco de cola larga, el vestido que soñó toda su vida.
Esta foto le genera una gran angustia, por lo que decide romperla, y la tira en una caja de zapatillas que está sobre la mesita de luz, al lado de un plato con una gran cantidad polvo blanco y un sorbete pequeño.
Se levanta de la cama y camina unos metros hacia el cuarto de baño. Se moja la cabeza y se seca con una toalla. Cuando está por regresar al dormitorio un fuego le recorre el estomago quemándole la garganta. Se apoya sobre la pared y, antes de llegar al inodoro, vomita sobre el piso de cerámicas blancas. Intenta limpiarlo pero no encuentra ningún trapo. Deja el piso vomitado y regresa al dormitorio.
Se sienta nuevamente en la cama y recoge dos fotos: en la primera aparece Carlos abrazado a Ramón y José, sus ex compañeros de trabajo y amigos. Esta foto es de hace 6 meses; en la segunda fotografía aparece su mujer y su hijo en un hogar precario, su antiguo hogar. La mujer viste una pollera larga de color blanco y negro, mientras que su hijo viste un pantalón gris y remera roja. La casa aparece de fondo con la fachada a media terminar. Esta es la casa donde Carlos vivió sus momentos más felices y donde decidió no vivir más.
Deja de lado las fotos y se arrima a la mesita de luz. Recoge con su mano derecha el pequeño sorbete y mientras que con un dedo de su mano izquierda se tapa el orificio izquierdo de su nariz, aspira un poco del polvo blanco por el orificio derecho. Termina su vaso de whisky y se sirve otro.
Se apoya sobre el respaldo de la cama y mira las fotos sin detenerse en ninguna, hasta que observa una en la que aparece su pequeño hijo, la agarra y al mirarla fijamente una lagrima se le escapa de sus ojos, mientras que una tristeza enorme se apodera de él.
Piensa en cuanto extraña a su pequeño y no recuerda la última vez que lo vio. Sabe que cometió muchos errores y que lo mejor para su hijo es que él desaparezca de su vida para siempre.Bebe otro sorbo de su whisky y vuelve a aspirar el polvo blanco, pero esta vez con mayor cantidad. Intenta levantarse de la cama pero no puede, por lo que decide acostarse sobre las fotos. Mira hacia el techo y todo le da vueltas. Gira su cabeza hacia su izquierda y agarra una foto que está sobre la almohada; la foto en la que aparece él mismo en sus mejores tiempos, con su familia y sus amigos. Esta es la última foto que vera en su vida.

domingo, 26 de octubre de 2008

Notas de lector de los cuentos de Salinger

Un día perfecto para el pez plátano

El cuento comienza con un narrador en tercera persona describiendo las acciones de una chica que intenta comunicarse telefónicamente con su madre desde un hotel. El narrador se detiene en los detalles más banales de la conversación, con la idea de crear un pacto de credibilidad con el lector.
El tiempo de la historia es lineal y coincide con el tiempo del relato.
Hay una charla telefónica entre la chica y su madre donde el narrador se preocupa por crear una identidad de cada personaje.
El narrador utiliza a los personajes, en esta charla telefónica, para contar cosas del pasado. Son los personajes quienes se encargan, en mayor parte, de contar la historia.
Lo que cuentan la chica y su madre es la clave para entender los comportamientos de Seymour, el esposo de la chica.
Me atrevo a dividir la historia en dos partes: la primera esta basada en la charla telefónica que mantienen la chica y su madre, donde se anticipa quien será el personaje principal de la segunda parte de la historia; la segunda parte se basa en el personaje que fue anticipado en la primera parte. El personaje es Seymour, un muchacho que estuvo en la segunda guerra mundial, y sufrió las secuelas de esa experiencia. Seymour es un hombre con mentalidad de niño. Se hace amigo de niñas pequeñas, con las cuales mantiene un mismo código. Ese código que se basa en la imaginación y en la inocencia que tiene los niños. Ese código que para los adultos es incomprensible, y que por eso lo consideran un loco.
La historia 2, la historia secreta que define Piglia, en este cuento seria las secuelas que dejo la experiencia de la guerra en Seymour. Secuelas incomprencible para quienes no vivieron esa experiencia. La historia secreta da cuenta de la incompatibilidad entre dos mundos: el de los que participaron de guerras, con el de los que no participaron.


El hombre que ríe

El narrador de este cuento coincide con uno de los personajes. La historia se cuenta en primera persona y se basa en el recuerdo de hombre adulto que cuenta una etapa de su niñez.
Este cuento tiene dos historias visibles en la superficie, una historia dentro de otra. La historia madre es la que cuenta el hombre, cuando recuerda que fue parte del grupo denominado ¨ Comanches ¨. Grupo que tenía como jefe a un muchacho de unos 23 años creador de la segunda historia visible en la superficie: ¨ El hombre que ríe ¨.
El jefe, así era como lo llamaban los comanches, les contaba en el autobús que los trasladaba de un lugar a otro, la historia de un niño que había sido secuestrado, y que por no obtener el dinero del rescate, sus secuestradores le desformaron el rostro convirtiéndolo en un moustro. Con el tiempo este niño se venga de sus enemigos asesinandolos.
Esta historia del hombre que ríe se entrelaza fuertemente con la de los comanches, porque el hombre que ríe termina siendo un referente muy importante en sus vidas, todos se sienten ser legítimos herederos del ¨ hombre que ríe ¨.
La historia del jefe y su novia es contada desde el punto de vista de un niño, por eso hay situaciones que el narrador cuenta, pero no comprende.
Creo que la historia 2 de este cuento, la historia secreta, puede llegar hacer la relación entre la historia de amor entre el jefe y la chica, una historia que termina con la separación, y la historia de ¨ el hombre que ríe ¨ que termina con su muerte.
Se puede entablar una relación entre la muerte y el final de un amor. Cuando una relación se termina, una parte de uno muere.
Es muy conocida la frase ¨ hay amores que matan ¨. Creo que Salinger quiso demostrar ese tipo de amor y utiliza la muerte de ¨ el hombre que ríe ¨ para demostrar el sentimiento del jefe.
Además, la muerte y el amor, son dos cuestiones que superan a la comprensión de los niños. Por eso, el narrador de la historia no sabe como describir lo que siente y solo dice: … recuerdo que me temblaban las rodillas. Unos minutos más tarde, cuando bajé del autobús del jefe, lo primero que ví fue un trozo de papel rojo que el viento agitaba contra la base de un farol de la calle. Parecía una mascara de pétalos de amapola. Llegué a casa con los dientes castañeteándome convulsivamente, y me dijeron que me fuera derecho a la cama.

Frases para tarjeta de escritor

¨ Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras ¨, Truman Capote.


¨ Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto. Es un hábito ¨, Aristóteles.